LA UNION NECESARIA.
por pedro casals
El pueblo dominicano, David del Caribe y Legionario de América, es uno de los pueblos con mayor historia en la región. Independientemente de que fuimos los primeros en ser “descubiertos”, nuestro pueblo es protagonista de sucesos que han cambiado el curso de los tiempos. Nuestros ancestros vivieron una época aislada del mundo. Reinaba la idea del individualismo nacional y los países preferían mantenerse aislados que cultivar relaciones internacionales. Este fenómeno generó un sentimiento de unidad y compenetración entre los dominicanos que sirvió de combustible para crear y defender una identidad nacional.
Este pobre pueblo, analfabeto, esclavizado y sin recursos, unidos entre todos, sin distinciones ni clases, fue capaz de llevar a cabo una de las luchas mas impresionantes y heroicas de la historia. No teníamos armas, entrenamiento, municiones ni alimentos, pero teníamos algo mucho más importante que todo eso, teníamos Identidad Nacional. Este concepto, incendiario y vinculante, es que nos lleva en una aventura histórica en busca de nuestra soberanía nacional, la cual, lamentablemente todavía no hemos logrado. Cuando decidimos enfrentarnos al ejército más imponente de las Antillas, Los Haitianos, lo hicimos sin miedo y determinados a vencer o morir en nombre de la libertad. Nuestros abuelos no temieron que ese ejercito haitiano, armado hasta los dientes y con entrenamiento de oficiales de la guardia napoleónica, derrotaron a 55 mil hombres del ejercito francés, enviados directamente por Napoleón para terminar la rebelión de esclavos. No temieron que ese ejército logró la liberación de la primera nación negra del mundo. Sin temores ni dudas, nuestros ascendientes unidos entre ellos decidieron darlo todo para asegurarnos a nosotros una tierra y un nombre propio.
Este gesto sin igual no tiene comparación, mas sin embargo, ese ejemplo de heroísmo y coraje no quedaría sin seguir. Luego nos toco enfrentar a nuestra madre patria, oficiales españoles de larga tradición combatiente. Volvimos a vencer, nuevamente la victoria estuvo marcada por la inquebrantable unión del pueblo dominicano. Historiadores españoles que no comprendían este fenómeno describían como los dominicanos heridos, pobres y ricos eran atendidos por las mismas manos, eran alimentados con los mismos alimentos y dormían en las mismas camas. Pero no quedo ahí, mas tarde nos toco vivir la máxima y definitiva experiencia, tal como cuento de hadas, donde nos enfrentaríamos al último monstruo u obstáculo para alcanzar nuestra tan anhelada soberanía, que no terminamos de conseguir.
La prueba final, para un pueblo sencillo, pobre, abatido y peligrosamente dividido, llegaría en Abril del 1965, donde nuestro coraje y determinación alcanzaron los máximos honores reconocidos a un pueblo. Cambiamos el rumbo de la historia, logramos lo imposible, vencimos al invencible e implantamos en el mundo entero el sello de la dominicanidad. El enemigo, un magnate enorme, poderoso y con intenciones definidas, cometió un grave error, subestimó la voluntad de un pueblo y al hacerlo unió a hombres y mujeres que cansados de engaños y atropellos se encontraban sin miedo y dispuestos al ultimo sacrificio. Primero que Vietnam, primero que Corea, primero que Afganistán y primero que Irak, el glorioso y valiente pueblo dominicano es hoy ejemplo de cómo advertía J. Edgar Hoover de que “Se puede ganar la guerra a un país, pero nunca a un pueblo”.
Es por esto dominicanos y dominicanas que hoy debemos recurrir a esa unión que como arma nos dejaron nuestros padres. Unirnos para luchar, no contra un enemigo físico pero con uno más peligroso, un enemigo moral, que esta carcomiendo los cimientos de la sociedad dominicana. Que cada día corrompe más a nuestros niños. Este enemigo esta infiltrado en el Estado y tiene viciados a nuestros políticos, con su arma más letal, la ambición. Solo el pueblo unido puede hacerle frente a semejante amenaza. Yo soy el primero en alistarme para la batalla, y tú ¿eres parte del pueblo o del enemigo?
Victor Suarez..
El pueblo dominicano, David del Caribe y Legionario de América, es uno de los pueblos con mayor historia en la región. Independientemente de que fuimos los primeros en ser “descubiertos”, nuestro pueblo es protagonista de sucesos que han cambiado el curso de los tiempos. Nuestros ancestros vivieron una época aislada del mundo. Reinaba la idea del individualismo nacional y los países preferían mantenerse aislados que cultivar relaciones internacionales. Este fenómeno generó un sentimiento de unidad y compenetración entre los dominicanos que sirvió de combustible para crear y defender una identidad nacional.
Este pobre pueblo, analfabeto, esclavizado y sin recursos, unidos entre todos, sin distinciones ni clases, fue capaz de llevar a cabo una de las luchas mas impresionantes y heroicas de la historia. No teníamos armas, entrenamiento, municiones ni alimentos, pero teníamos algo mucho más importante que todo eso, teníamos Identidad Nacional. Este concepto, incendiario y vinculante, es que nos lleva en una aventura histórica en busca de nuestra soberanía nacional, la cual, lamentablemente todavía no hemos logrado. Cuando decidimos enfrentarnos al ejército más imponente de las Antillas, Los Haitianos, lo hicimos sin miedo y determinados a vencer o morir en nombre de la libertad. Nuestros abuelos no temieron que ese ejercito haitiano, armado hasta los dientes y con entrenamiento de oficiales de la guardia napoleónica, derrotaron a 55 mil hombres del ejercito francés, enviados directamente por Napoleón para terminar la rebelión de esclavos. No temieron que ese ejército logró la liberación de la primera nación negra del mundo. Sin temores ni dudas, nuestros ascendientes unidos entre ellos decidieron darlo todo para asegurarnos a nosotros una tierra y un nombre propio.
Este gesto sin igual no tiene comparación, mas sin embargo, ese ejemplo de heroísmo y coraje no quedaría sin seguir. Luego nos toco enfrentar a nuestra madre patria, oficiales españoles de larga tradición combatiente. Volvimos a vencer, nuevamente la victoria estuvo marcada por la inquebrantable unión del pueblo dominicano. Historiadores españoles que no comprendían este fenómeno describían como los dominicanos heridos, pobres y ricos eran atendidos por las mismas manos, eran alimentados con los mismos alimentos y dormían en las mismas camas. Pero no quedo ahí, mas tarde nos toco vivir la máxima y definitiva experiencia, tal como cuento de hadas, donde nos enfrentaríamos al último monstruo u obstáculo para alcanzar nuestra tan anhelada soberanía, que no terminamos de conseguir.
La prueba final, para un pueblo sencillo, pobre, abatido y peligrosamente dividido, llegaría en Abril del 1965, donde nuestro coraje y determinación alcanzaron los máximos honores reconocidos a un pueblo. Cambiamos el rumbo de la historia, logramos lo imposible, vencimos al invencible e implantamos en el mundo entero el sello de la dominicanidad. El enemigo, un magnate enorme, poderoso y con intenciones definidas, cometió un grave error, subestimó la voluntad de un pueblo y al hacerlo unió a hombres y mujeres que cansados de engaños y atropellos se encontraban sin miedo y dispuestos al ultimo sacrificio. Primero que Vietnam, primero que Corea, primero que Afganistán y primero que Irak, el glorioso y valiente pueblo dominicano es hoy ejemplo de cómo advertía J. Edgar Hoover de que “Se puede ganar la guerra a un país, pero nunca a un pueblo”.
Es por esto dominicanos y dominicanas que hoy debemos recurrir a esa unión que como arma nos dejaron nuestros padres. Unirnos para luchar, no contra un enemigo físico pero con uno más peligroso, un enemigo moral, que esta carcomiendo los cimientos de la sociedad dominicana. Que cada día corrompe más a nuestros niños. Este enemigo esta infiltrado en el Estado y tiene viciados a nuestros políticos, con su arma más letal, la ambición. Solo el pueblo unido puede hacerle frente a semejante amenaza. Yo soy el primero en alistarme para la batalla, y tú ¿eres parte del pueblo o del enemigo?
Victor Suarez..
No hay comentarios:
Publicar un comentario
su opinion